Muy a menudo los ordenadores disponen de un microprocesador
muy potente y tienen un cuello de
botella en una insuficiente cantidad de memoria RAM.
El caso contrario también es verídico: equipos más antiguos
con microprocesadores descatalogados pueden vivir una segunda juventud al
ampliarles la memoria RAM.
La memoria caché
En nuestro ejemplo de la granja, hemos visto la necesidad de
disponer de un almacén al lado de casa para tener el grano que utilizamos
diariamente para dar de comer a los animales. Pero incluso sería muy oportuno
disponer en la propia vivienda de un pequeño espacio, por ejemplo en la
buhardilla, para tener el maíz de mejor calidad que utilizamos en la cocina,
para rebozar y hacer tortitas.
Cada vez que utilizamos harina no podemos salir a buscarla al
almacén. También el microprocesador necesita una cierta cantidad de memoria RAM mucho más rápida en la que va almacenando la información que le va a hacer
falta continuamente, para que este no tenga que entretenerse en buscarla. A
este tipo de memoria RAM tan especial se le denomina memoria caché y hace que el ordenador vaya más rápido. Es
mucho más cara que la anterior, pero se necesita muy poca. En ocasiones es responsable de las diferencias en
rendimiento de microprocesadores con frecuencias de trabajo idénticas. Por
ejemplo, la gama Celeron de Intel, eran Pentium II sin caché L2, para rebajar
costes.
Calidades de memoria RAM
No toda la memoria RAM es de la misma
calidad, por lo que un dato importante que
suele aparecer en las especificaciones de los equipos informáticos es el tiempo de acceso de la memoria RAM. Es el tiempo mínimo necesario para asegurar que en un ciclo
de lectura-escritura de los circuitos integrados de memoria estos pasan la
información que contienen al bus de datos. Se mide en nanosegundos.
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